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jueves, 23 de septiembre de 2010

Aclaraciones

El Islam demostró ser una religión más tolerante, y concedió libertad religiosa a judíos y cristianos y a otras religiones reveladas. Nunca los musulmanes fueron provocadores. Al contrario, traían consigo seguridad y paz a las personas de todas las naciones y creencias, que habitaban en su territorio.
Compasión, paz y tolerancia constituyen la base de los valores del Corán. Los mandatos del Corán y la forma de practicar de los musulmanes a través de la historia son claras y no dan cabida a ninguna disputa.
Tenemos que reconocer sin embargo que esta tolerancia se ve ensombrecida actualmente en algunos países de mayoría islámica, con gobiernos dictatoriales, que salieron del colonialismo, a través de monarquías no representativas o golpes de estado revolucionarios; que no son si la sombra de lo que fueron los estados islámicos. Los gobiernos actuales de la Historia reciente no son gobiernos islámicos.
No existe un califato religioso; y la democracia ha ido disminuyendo en la medida que los gobiernos se han apartado del Espíritu del Islam. Se requiere un renacimiento para volver a la sabiduría del Islam primitivo.
Europa y luego América, a pesar de ese acontecer histórico intolerante, han tenido una apertura democrática reciente, en la medida de que se han vuelto sociedades laicas y han decidido separar iglesia y estado. No existe un Estado cristiano en el mundo, a no ser el Vaticano y en él no hay libertad religiosa, ni de opinión, mucho menos, política.
Reconozco que existe una superioridad occidental actual sobre los pueblos orientales, pero esto ha variado a través del tiempo, en cuanto a derechos humanos, libertad de culto y derechos de las minorías; pero también hay que hablar de la superioridad moral y espiritual de Oriente sobre Occidente.
La democracia participativa depende del sistema político operante; no de la religión de la mayoría de sus ciudadanos.
Diferente es la actitud de la Religión Islámica, frente a la democracia y los Derechos Humanos (no la actitud de los gobiernos de turno).
El Islam puede considerarse el primero que aseguró los derechos humanos y llamó a garantizarlos y protegerlos. Quien estudia la legislación islámica se dará cuenta de que uno de sus objetivos principales es proteger al hombre, su religión, su mente, sus bienes y su familia. La historia ha registrado inolvidablemente la actitud del segundo califa Omar cuando rechazó violentamente la violación de los derechos humanos diciendo: ¿Porqué habéis esclavizado a los hombres si han nacido libres?
Los derechos humanos se basan en el Islam en dos principios: la igualdad entre toda la gente y la libertad de todos. La igualdad por su parte se fundamenta en dos bases que son: la unicidad del origen humano y la honra con que Dios distinguió al ser humano. Todos los humanos se agrupan en una gran familia, bajo el principio de la hermandad humana en la que no cabe ninguna distinción de clases ni de raza: el clasismo y racismo, han sido más incisivos en Occidente.
Las diferencias que hay entre las gentes deben ser un factor de conocimiento, integración y cooperación y no de discordia y enfrentamiento, según dice el Corán en el sura 49, versículo 13.
En cuanto a la honra del ser humano, se sabe que está confirmada en el Corán (Sura, 17 versículo 70). Esta honra hizo del ser humano, un representante de Dios en la tierra, ante el cual se postraron los ángeles. Dios hizo de él también un dueño de este mundo, a quien fue sometido todo lo que hay en los cielos y en la tierra. Esto hizo que el ser humano tuviera un carácter de sublimidad sobre todas las especies y una inmunidad y protección que abarca a todos los seres humanos sin ninguna distinción entre un rico y un pobre, un gobernante y un vasallo, un árabe o un no árabe; que todos ante Dios son iguales.
El segundo principio de los derechos humanos es la libertad, debido a la cual Dios hizo que el ser humano sea responsable de poblar la tierra, y como es sabido, no hay responsabilidad, sin libertad. Dios concedió la libertad al hombre hasta en la cuestión de creer o dejar de creer (el Corán sura 18, versículo 29), una libertad que abarca los aspectos religioso, político, cultural y civil.
El sistema de gobernar en el Islam se basa en la justicia y la consulta. Dios ordena a las gentes en el Corán que apliquen la justicia. Dice en la Sura 16, versículo 90: “Dios ordena la justicia y la benevolencia” y en la Sura 4, versículo 58 dice: “Cuando juzgáis entre las gentes, que lo hagáis con justicia”. En muchos versículos, se mantiene este principio.
Respecto a la consulta, es una base principal y obligatoria. El mismo Profeta consultó a sus compañeros y seguía la opinión de la mayoría aunque sea diferente de la suya.
La unión, la cooperación, la familiaridad y la solidaridad son instrucciones islámicas que representan para la nación musulmana el mejor apoyo que le garantiza el éxito de estos intentos en el futuro.
El Islam llama en sus fuentes originales a la unión y a la solidaridad, y pone en guardia contra la división y la discrepancia “Aferraos al pacto de Dios, todos juntos, sin dividiros” Sura 3, versículo 103 y Sura 8, versículo 46, incita a sentir los dolores de los demás y consolarles para aliviar sus tristezas e invoca a que toda la Nación sea como un sólo cuerpo. Dice el Profeta al respecto: “Los creyentes se asemejan, en su cariño, misericordia y solidaridad al cuerpo humano, del cual si un miembro se encuentra indispuesto, repercute en todo el cuerpo, causando la vigilia y la fiebre”.
El Islam considera que el vínculo de la fe es el de hermandad: “Los creyentes, en verdad, son hermanos” Sura 49, versículo 10.
Muchos musulmanes, ocupados en resolver los problemas que el colonialismo dejó tras de sí, se descuidaron de las enseñanzas del Islam que llaman a la unión y la solidaridad. …Ser musulmanes modernos, amplios y tolerantes, del siglo XXI, pero imbuidos de la sabiduría del Islam primitivo, es nuestra responsabilidad…
Para finalizar y tengo que confesarlo públicamente, soy feliz siendo musulmán y me siento realizado; creo en sus principios y cumplo con lo que creo y únicamente me someto a Dios; hago buenas obras y deseo lo mejor para los demás: de acuerdo al principio islámico: que nadie es un verdadero creyente, si no desea para su hermano, lo que desea para sí mismo y respeto a la Humanidad, a todos sin excepción, incluyendo por consiguiente a los no musulmanes, en especial a los adeptos al libro, nuestros hermanos judíos y cristianos.
Que el Dios único, el Dios de todo, todos y todas, nos ilumine, nos bendiga y nos dirija. Amén.

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